EL DÍA SIN NOCHE Y LA NOCHE SIN DÍA
EL DÍA SIN NOCHE Y LA NOCHE SIN DÍA
Toda la vida he dormido poco, me
acuesto tarde y me levanto temprano, el tiempo no me alcanza para todo lo que tengo
que hacer. Una noche enfadado por no haber podido terminar mis labores, mirando
al cielo exclamé: “¿Para qué sirve la noche? Odio la noche, sería mejor que no
hubiera noche”. Dicho esto me fui a dormir y me quedé profundamente dormido.
A la mañana siguiente, al salir
de casa, noté que el calor era más intenso y que la luz del día cegaba mis ojos.
Las personas señalaban hacia arriba con gesto, a veces de espanto y a veces de
admiración. Cuando miré al cielo tratando de encontrar una explicación encontré
dos soles brillantes enclavados en la bóveda celeste. Transcurrió el día y
cuando llegó la hora en que debería caer la noche el cielo no obscureció.
Así pasaron los días, lo que en
principio me pareció un milagro se convirtió en una terrible pesadilla. Las
gentes deambulaban como zombis por las calles, cada vez más demacrados y
enfermos por no poder dormir y en el cielo las dos fuentes de luz inmutables.
Ante tal catástrofe, un día en soledad, miré nuevamente al cielo y dije en voz
alta: “Eres cruel, sabías que esto sucedería. Reclamo que le devuelvas a este
mundo el derecho de dormir”.
Al día siguiente desperté por la
mañana y cuando salí de casa, había una luz tenue que no era la luz del sol.
Levanté la vista y había dos lunas en el cielo.